JESÚS DE NAZARET ANUNCIA REPETIDAS VECES SU PASIÓN Y MUERTE.
Siempre que se habla
de Jesús lo primero que se afirma es que vino a libarnos del pecado, pues salvo biblistas muy comprometidos en la exégesis del Evangelio y su difusión entre
el público interesado en la actividad y misión de Jesús, son pocos los teólogos
oficiales y miembros de la Jerarquía que siguen su rastro a través de los
evangelios y se dejan interpelar por el
Jesús más humano, que, sin embargo, no dejaba
de predicar en medio de los acontecimientos que él era el enviado del
Padre y que hacía exactamente lo que éste le pedía.
Por esta razón, me embarco en plasmar por escrito mis
reflexiones, fruto continuado de las lecturas del Evangelio del Día, a pesar de
que no soy realmente un teólogo o biblista titulado. Mis estudios de religión
han sido y son, sin dejar de ser
modestos, constantes desde mis años de Magisterio, la carrera en la que más se
estudiaban los contenidos religiosos después de la eclesiástica. También cursé
por el CENIEC (Centro Nacional de la Iglesia para la orientación y promoción de
la educación cristiana) los estudios de
Teología y estudios y prácticas de Pedagogía Catequética prescritos para la
docencia religiosa, algunos créditos en el Instituto Diocesano de Teología y
Pastoral de Cádiz, y los distintos planes y cursillos de formación de la HOAC para sus militantes.
He leído obras de teólogos como Hans
Kung, González Faus, Leonardo Boff, José Mª Castillo, François Bovon, Fco Javier Vitoria y de mi profesor de Filosofía de la
Religión en la UNED, Manuel Fraijó, entre otros.
He de aclarar, sin embargo, que no soy un investigador ya que me faltan entre otros fundamentos los necesarios
conocimientos en lengua aramea y hebrea y una orientación universitaria teológica y
bíblica. Por tanto, dadas mis limitaciones, sólo pretendo exponer las
reflexiones que he ido realizando en la lectura y contemplación del Evangelio
por si puede venir bien a quienes modestos como yo nos esforzamos en el seguimiento
de Jesús de Nazaret, Jesucristo, el
Cristo de los cristianos y cristianas que, aún hoy tiene mucho que decirnos a
esta sociedad tan avanzada, pero también tan angustiada, en la que vivimos.
Esta primera reflexión
la he titulado: “Jesús de Nazaret anuncia repetidas veces su pasión y muerte”, porque fue precisamente
la lectura de Mc 10, 32-45 la que me impulsó a poner por escrito mis
pensamientos, influido por el dramatismo de este pasaje evangélico. El inicio
de la narración es muy realista. Camino de Jerusalén, el desconcierto y el
miedo reinaban en el ambiente; se barruntaba la tragedia que Jesús había
anunciado en numerosas ocasiones. Jesús se les adelantaba. Quizá para
justificar su agitación, los aparta y les describe cómo va a ser su pasión y el fatal desenlace:
“(…) lo condenarán a muerte; lo entregarán a los gentiles; se burlarán de él;
lo azotarán y lo matarán”. En otros pasajes evangélicos insiste también en su Pasión
(Mc 8,31; Lc 9, 22; 9, 43; 12, 9; 14, 27;
24, 46-52; Mt 17,22), y en el Evangelio de San Juan anuncia su partida al
Padre. Se entiende por estos avisos que
los discípulos tenían suficiente información sobre la suerte que iba a correr
su Maestro. Sin embargo, me vuelve a impresionar y, sobre todo, a sorprender, en la
escena de Mc 10, 32-45, cargada de negros nubarrones, que presagia la Pasión,
la petición que los hijos del
Zebedeo, Santiago y Juan, hacen a Jesús de sentarse a su derecha y a su
izquierda cuando estén en su Gloria. Jesús es consciente de que no han entendido
nada de lo que se les había predicado y testimoniado, y de
las tentaciones de poder de estos discípulos. Parecen indiferentes a los
sufrimientos y muerte que le espera a
Jesús y que él les había anunciado, ya
que aspiran nada menos que a sentarse a
la derecha e izquierda del Maestro en el Reino de los Cielos. Haciendo, pues, pedagogía del caso, los
invita a no tiranizar a los demás como hacen los jefes de las naciones. Así
Lucas escribe en 22, 24-26: “Los reyes de las naciones se portan como dueños de
ellas, y en el momento en que las oprimen se hacen llamar bienhechores” ¡Qué
verdad aún hoy! Y Jesús prosigue con su
consejo: “Ustedes no deben ser así. Al contrario, el más importante entre ustedes se portará como si fuera el
último y el que manda como el que sirve” (Mc 10, 43-44; Mt 20,20). Remata su
intervención diciendo que él está entre ellos como el que sirve ( Lc 22, 27). Para Jesús de Nazaret su misión y la de sus discípulos no pueden estar motivada
por el afán de poder y dominio que caracteriza a los jefes de este
mundo. Es más, por el contenido subversivo de su mensaje adelanta que los
discípulos serán perseguidos. “Fíjense
que los envío como ovejas en medio de lobos…” (Mt 10, 16) “ (…) “los arrastrarán ante las autoridades y
los azotarán en las sinagogas”. “Por mi causa, ustedes serán llevados ante los gobernantes y los reyes…” (Mt 10,
17-18). Corriendo la misma suerte, el Maestro hará suyas las palabras de la
Escritura: “Lo tratarán como a un
delincuente. Todo lo que se refiere a mí llega a su fin” (Lc 22, 37). Frente al afán de honor y gloria de Santiago y
Juan, Jesús corta por lo sano. No se hace ilusiones, y el desenlace de su corta
vida le dio la razón. Como otros grandes personajes luchadores por la justicia
y los derechos de las personas, de los que se deshacen los poderes religiosos y
políticos por ser molestos a sus intereses, Jesús fue perseguido por los sumos
sacerdotes y los letrados, y asesinado por
el sistema teocrático, aliado al imperialismo romano
de su época; sólo que él refirió toda su misión en favor de los hermanos
a los designios de Dios, su Padre.
Las palabras de Jesús a Santiago y a Juan advirtiéndoles de
que no tiranicen a los demás, sirven también hoy, veintiún siglo después como
aviso a quienes dirigen los destinos de nuestras sociedades- políticos,
empresarios y clérigos- en ocasiones, no poco numerosos, seducidos por el poder
y el dinero. Es verdad, que no todos estos dirigentes son así, pero hay, como
hemos podido comprobar en estos años, un numeroso grupo que entorpece con su
egoísmo y codicia el avance hacia una
sociedad más justa, igualitaria y
servicial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario