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martes, 29 de octubre de 2019

VOLVER A JESÚS,2ª Parte



     
“VOLVER A JESÚS”. SEGUNDA PARTE.

¿ES TAN DIFICIL VOLVER  CON AUTENTICIDAD Y RIGOR AL EVANGELIO?

En la primera parte de mi artículo  “Volver a Jesús” expuse que la Iglesia, en vez de ser contrapunto a la corriente neoliberal imperante, se ha dejado llevar en los asuntos internos por los renovados y nocivos  vientos capitalistas, que nos han traído  en los últimos años   una crisis inducida del sistema: con efectos  como  los  numerosos despidos de su personal laboral, desahucios, manifiesta preocupación por el dinero y su inversión, marginación de presbíteros (sacerdotes) y  laicos. Esto, en lo que se refiere al Obispado de Cádiz,  con la implicación  del equipo actual de Cáritas, principalmente, en  despidos de  trabajadores y trabajadoras.

En el nivel más general, en España y  otros países, es público y notorio el escándalo que la Iglesia está dando en los casos de pederastia y  abusos sexuales   y   el mal tratamiento y ocultación   que la jerarquía católica, a excepción del papa Francisco y otros dignos obispos, está   gestionando este gravísimo problema moral y humano,  incluso inhibiéndose en la búsqueda de soluciones.  Es también muy torpe o intencionada  su indiferencia  ante la cada vez más creciente violencia machista,  amparándose  en su crítica a la ideología  de  género, de la que acusan a los movimientos feministas. No podemos olvidar tampoco la persecución  al papa Francisco  y  la descalificación que hacen de sus ideas y ejecutoria por varios obispos de renombre y   clérigos, encabezados en España por el cardenal Rouco Varela.

No facilita en nada la solución de estos problemas y conflictos, que preocupan a los católicos y ciudadanía en general,  la estructura piramidal de la Iglesia, que hace imposible internamente  el diálogo  y la puesta en común  ante conclusiones  que pudieran generar acuerdos. A causa de  esta falta de cauces, los creyentes  con esperanzas de renovación ponemos toda nuestra confianza  en el papa Francisco, cargando sobre sus espaldas muchas responsabilidades, situación agravada por la soledad en que se encuentra debida a  la desafección de un sector de la jerarquía  que lo tacha de politizar la religión cuando se preocupa  del mundo del trabajo, de los migrantes y refugiados, y de poco respetuoso con la moral y la fe tradicional de la Iglesia Católica por  ser comprensivo con las personas divorciadas, homosexuales, agnósticos y ateos. Otro sector de jerarcas, clérigos y religiosos y laicos guarda silencio  a ver qué pasa, reforzando con su omisión las palabras y actitudes de los disidentes.

Todo este panorama es visto con desazón  por muchos católicos- hombres y mujeres, sobre todo ellas, por la indiferencia de la jerarquía ante sus problemas. El teólogo Hans Küng  afirmaba en su libro “¿Tiene salvación la Iglesia? (2011) que 250.000 personas  habían abandonado la Iglesia en Alemania y en Austria unas 80.000 (según cálculos del cardenal Schönborn). La crisis surgió a causa del “escandaloso encubrimiento de actos de violencia sexual”, denunciado por el Comité Central de los Católicos Alemanes, pero los obispo no reconocieron a  este órgano creado por los fieles, ni al movimiento “Somos Iglesia”, “una voz independiente  del pueblo eclesial refrendada  por más de un millón de firmas”.  Finalmente, la posible investigación “encalló”, al  término  de 2010 y principios de 2011.

Decía también en mi anterior artículo que frente a todos estos males  que acaecen en la Iglesia y que nos son ajenos a la voluntad de sus dirigentes, se dan muchas luces como la atención a toda clase de personas necesitadas y desamparadas, el testimonio de tantos miembros de Cáritas, militantes obreros cristianos y de comunidades, congregaciones, órdenes religiosas,  y misioneras  y misioneros laicos y consagrados… Es, por tanto, en nombre  de todas  esas  personas  y colectivos de la Iglesia que hacen tanto bien, que resulte sorprendente que la jerarquía no apueste por una profunda renovación que haga de la Iglesia, en comunión con otras Iglesias  hermanas,  la  “Casa común del género humano”.
Para finalizar esta extensa sinopsis, decía también que  “estas y otras preocupaciones  están en la mente de teólogos, biblistas y católicos de base, que no ven otra salida ante el mosaico de valores y contravalores (en la Iglesia) que VOLVER A JESÚS”.

En esta línea, numerosas voces reclaman la VUELTA A JESÚS-y este fue el tema que se me propuso y desarrollé en el I ENCUENTRO DE CRISTIANOS Y CRISTIANAS DE LA PROVINCIA DE CÁDIZ.  Así el papa Francisco declara contundentemente: “La Iglesia ha de llevar a Jesús: este es el centro de la Iglesia, llevar a Jesús. Si alguna vez sucediera que la Iglesia no lleva a Jesús,  esa sería una Iglesia muerta”. Nos propone, pues, “volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio”. Para ello nos invita a “volver al encuentro personal con Jesucristo”. Es para el Papa un peligro  pretender ser cristiano  sin Jesús, añadiendo: “Solamente  es válido  lo que  lleva a Jesús y solamente es válido lo que viene de Jesús”  Francisco destaca también en el Evangelio “su creatividad divina”, frente a los “esquemas aburridos en que pretendemos encerrarlo”. Nos invita, pues, a sentirnos  acompañados  continuamente por él como discípulos de Jesús.

Para Francisco el verdadero motor de la Iglesia es el Evangelio de Jesús y llega a decir que “la verdadera renovación de la Iglesia sólo es posible  impulsarla “dese el corazón del Evangelio”. Es también un medio de recuperar las fuerzas perdidas del espíritu, porque “el Evangelio responde  a las necesidades más profundas  de las personas”. Invita, por tanto, a escuchar la Palabra, contemplarla, descansar en Jesús y adorarlo”.

No olvida tampoco Francisco que el proyecto de Jesús es instaurar el Reino de Dios, ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos en la vida social (EG). Para Jesús, los últimos fueron los primeros (cautivos, ciegos, pobres, oprimidos, enfermos y mujeres en dificultad), invirtiendo de este modo  el sentido de la historia (Lucas, 4, 16-22).

Por consiguiente, como es mucho lo que nos jugamos, hemos de “volver a Jesús”, convertirnos a su Espíritu en lo personal, en lo  social y en la estructural eclesial, sin miedo a  ciertas reformas, “a despedir a lo que ya no vale en la evangelización y abrir caminos nuevos al Evangelio de Jesús”.  Para el Papa, la Iglesia se ha hecho vieja por  su adhesión doctrinal y rigurosa a las normas, exigiendo determinados cumplimientos, que proporcionan “seguridad y satisfacción de las necesidades religiosas, ajenas  a l proyecto del reino de Dios”. Critica que  se “encierre en sí misma y se autorreferencie  como una identidad absoluta”. Quiere una Iglesia en salida y que vaya las periferias del mundo y de las necesidades.

Otra insistente voz que clama por la vuelta a Jesús es José Antonio Pagola, teólogo, biblista y profesor que ha sido  de Cristología en la Facultad Teológica del Norte de España. Ha escrito abundantemente sobre Jesús de Nazaret. He leído dos libros preciosos de él: “JESÚS, Aproximación histórica y  “Volver a Jesús”, además de comentarios suyos sobre el evangelio en “Fe Adulta”. Por medio de sus publicaciones y conferencias pregona  constantemente “volver  a Jesús”, porque es de la opinión que si no se promueve en nuestras parroquias y comunidades “un clima de conversión  humilde y  gozosa a Jesús” veremos cómo nuestra fe se irá apagando, quedando reducida a  “formas religiosas cada vez más decadentes y sectarias, alejadas de lo que verdaderamente significa el evangelio de Jesús”. Ante el hecho constatado de que nuestras iglesias se vacían y la gente se aleja de la fe, propone  una “conversión en el nivel más profundo” yendo a las “raíces en un clima más evangélico”, actualizando de alguna manera la “experiencia fundante” de los inicios con Jesús.  Para Pagola no basta con  “poner orden en la Iglesia”, sino recuperar  al interior de la misma el Espíritu del Nazareno.

Otra ilustre voz es la de José María Castillo, Doctor y profesor en Teología Dogmática y Doctor Honoris Causa por la Universidad de Granada. Nos ilustra y aconseja en sus más de treinta libros escritos y publicados, entre ellos, la trilogía de su Teología Popular, “Jesús de Nazaret, aproximación histórica”, “La religión de Jesús”, comentario al Evangelio diario, “La laicidad del Evangelio” y recientemente “El Evangelio marginado”, que presentó  recientemente en la Facultad Ciencias Económicas y Empresariales, invitado por el Grupo Cristiano de Reflexión y Acción, el Comité “Óscar Romero” y la colaboración de la Universidad de Cádiz

Frecuentemente  dice Castillo que el Evangelio no es un libro de religión sino un conjunto de relatos protagonizados por Jesús, en los que con insistencia   habla de su relación con Dios, el Padre, sin intermediarios: sacerdotes, rituales y ceremonias. Jesús anuncia un Dios bondadoso y misericordioso, que quiere que nos amemos los unos a los otros.  El Evangelio de Jesús es, pues, para este teólogo, “el proyecto ideal para mejorar este mundo…” y ha de ser el centro de la vida cristiana y de la Iglesia.

Por último, no quiero olvidar a Xavier Picaza cuyo libro “La novedad de Jesús de Jesús: Aportación y legado”, he leído recientemente. Es una obra  densa, fruto de una gran investigación  sobre el Antiguo Testamento; Jesús, testigo de Dios; evangelio y Hechos de los Apóstoles, Pablo y su escuela: misión universal, comunidades, sacerdocio y el camino posterior de los ministerios.

Centrándonos en el tema de Jesús, que es el que nos interesa ahora, dice que Jesús es buena nueva de Dios, que hace posible que los hombres sean y se hagan divinos. Abrió además la esperanza israelita, en calidad de judío, a los excluidos sociales, promoviendo un movimiento de liberación de los descartados del sistema. De origen campesino, fue profeta, además de ser obrero marginal, que trabajó en diversos oficios, principalmente como “texton” o hijo de texton (artesano). Tras su bautismo por Juan, del cual pudo ser discípulo, según el autor, Jesús pasa de profeta a Jesús- Hijo, el Hijo amado  de Padre. Picaza considera el camino de Jesús como sorprendente, lo que convierte en lógica y funesta la postura de la Iglesia posterior que lo ha desandadado. Por tanto, resulta muy fuerte a la institución eclesial adherirse a ese movimiento igualitario, que pone en el centro del banquete de la vida a los excluidos, “sin diferencias de sexos ni ministerios”.

Cómo consecuencias de mi exposición, inspirada en las enseñanzas tan autorizadas como las del papa Francisco, José María Castillo y Xavier Picaza, saqué unas conclusiones que me parecieron interesantes para los que me escuchaban, cuya relación haría todavía más extenso este artículo, por lo que las dejo para otra ocasión.