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miércoles, 8 de junio de 2011

Charla: "Iluminación cristiana en tiempos de crisis"

ILUMINACIÓN CRISTIANA EN TIEMPOS DE CRISIS.
La oportunidad de ver la crisis como un tiempo de compromiso y de esperanza.
1.- Breve introducción de intenciones
1.1.-Charla cuaresmal que invita a la conversión.
1.2.-Una conversión alegre y esperanzada en mejorar sin agobios, para ir construyendo el Reino de Dios.
1.3.- Método: Ver, juzgar y actuar. Adelantaremos una parte del juzgar, a fin de situarnos desde el evangelio de Jesucristo
2.-Jesús de Nazaret: un disidente.
2.1.-La radicalidad de su vida y de su mensaje hacen de él un disidente.
2.2.-Sus parientes decían: “Está fuera de sí”. Tenían otros planes para él.
2.2.-Sus discípulos entienden mal el sentido y el advenimiento del Reino. Afán de protagonismo en los discípulos. Reacción de Jesús.
2.3.-A Jesús le interesan las personas: su cercanía a los llamados pecadores-prostitutas y publicanos-. Duras críticas a Jesús de los fariseos, puritanos y escrupulosos observantes de la Ley: “Comilón y borracho”; “amigo de publicanos y pecadores”
2.4.-Jesús critica a los fariseos que ocupan los primeros puestos en los banquetes y en la sinagoga; que gustan de ser llamados “maestros”, y que exigen pesadas obligaciones a los demás, en nombre de Dios.
2.5.-Dirige también sus ataques a la aristocracia sacerdotal y laica. En el episodio del Templo denuncia el negocio de Anás y su familia en el tráfico de animales para el sacrificio: “cueva de ladrones”. Se gana el odio de los saduceos que no le perdonaron el gesto del Templo.
2.6.-Muestra su ternura con los más necesitados; con las mujeres, relegadas en la sociedad judía. Habla con ellas y cura sus dolencias. Manifiesta su cercanía y afecto a los niños, y los bendice. Siente pena de los hambrientos, “errantes como ovejas sin pastor” (Mc 6, 34).No es indiferente a ningún sufrimiento de su pueblo explotado por los que ejercían el poder sin misericordia: “Muchos primeros serán últimos, y los últimos, primeros” (Mc 10,31).
2.7.- Por sus palabras y actuaciones es calificado de “agitador político”(Lc 23, 2-5); “subversivo”( Jn 19, 1,2), calificado así por aquel poder rígido y jerarquizado. “Samaritano y loco” ( Jn 8, 48-49); “perturbado mental” (Mc 3,21) , y que se podía contar “entre los delincuentes”(Lc 22,37).
La pregunta es obvia: ¿Cómo reaccionaría hoy Jesús ante el desorden económico y social, consecuencia de esta crisis?
3.- ¿Qué es esto de la crisis? 3.1. ¿Qué dice el diccionario sobre la crisis?
a) Cambio importante en un proceso; en este caso, económico y financiero- hacienda pública, la bolsa, los bancos y negocios mercantiles-.
b) Momento decisivo de un negocio grave de consecuencias importantes.
d) Escasez, carestía.
e) Situación dificultosa o complicada.
3.2.- Cádiz lleva mucho tiempo en crisis. Es un enfermo que ha padecido numerosas convulsiones, incluso antes de este período crítico. Recordemos las últimas, efecto de las reconversiones de los años 80 en el sector naval, que les costó el puesto de trabajo a muchos obreros/as y aumentaron enormemente las tasas de paro.
3.3.- Ahora, el sunami financiero de la crisis, debida a la especulación de los bancos americanos, con las hipotecas basuras, y la quiebra como resultado de tales operaciones, viene provocando el hundimiento del ahorro familiar y la pérdida de las viviendas e inmuebles hipotecados-61.500 millones de euros y 500.000 familias desahuciadas, en EEUU, y más de mil familias en toda la provincia de Cádiz
3.4.-Desde 2008, un millón de mujeres y un millón y medio de hombres se han quedado sin empleo. Un 15% menos de mujeres reciben la prestación por desempleo, y se han visto gravemente afectadas en la atención de sus familias por los recortes sociales del Gobierno, inducidos por la Unión Europea.
3.5.- 800.000 parados/as españoles/as no reciben ningún tipo de ayuda, y entre un millón y millón y medio de familias carecen de ingresos, teniendo que recurrir a la caridad pública y privada.
3.6. Como remate: 181.856 gaditanos se encontraban en paro al finalizar el mes de marzo, aunque con el índice esperanzador de un ligero descenso (154 personas menos con respecto al mes de febrero)
3.7.- En contraste, los Estados han acudido a rescatar con millones de dólares y euros a los bancos, incluidos aquellos que desvergonzadamente provocaron el cataclismo financiero.
4.-¿Qué piensa la Iglesia y la HOAC de esta lamentable situación?
El Papa Benedicto XVI, en “Caritas in Veritate” reconoce que “el desarrollo económico” sigue “aquejado por desviaciones y problemas dramáticos” que “la crisis actual ha puesto todavía más de manifiesto”(…) “la crisis nos obliga a revisar nuestro camino, a darnos nuevas reglas y a encontrar nuevas formas de compromiso (…). De este modo, la crisis se convierte en ocasión de discernir y proyectar de un modo nuevo” (21).
“Los costes humanos son también económicos (…) “Reducir el nivel de tutela de los derechos de los trabajadores/as y renunciar mecanismos de redistribución del rédito con el fin de que el país adquiera mayor competitividad internacional, impide consolidar un desarrollo verdadero” (3).
“La persona no puede ser instrumentalizada por las estructuras sociales, económicas y políticas” (4).
“…es precisamente la consideración de los derechos del hombre”- y mujer “del trabajo…lo que debe constituir el criterio adecuado para la formación de toda la economía” (6).”Un trabajo que, en cualquier sociedad, sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer”…”un trabajo que haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación, un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias…”
5.- Propuestas para la acción. 5.1.-Orar la crisis desde las víctimas del Mundo Obrero y del trabajo, y de los pobres, mediante la celebración de Vigilias, de jornadas de oración y otras celebraciones comunitarias. 5.2.-Documentarnos de forma sencilla sobre lo que está pasando, prestando atención a las noticias de que difunden la radio, la T.V., los periódicos y los libros de bolsillo que tratan de temas sociales, para iluminar nuestros compromisos. 5.3.- Dialogar sobre la realidad que vamos descubriendo con el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia por delante, en nuestros grupos y equipos. Esto nos obligará a cambiar nuestras vidas y las relaciones con los demás. 5.4.- Hacer de la parroquia luz y centro de reflexión y actuación sobre la realidad del barrio y de la ciudad, colaborando con las asociaciones ciudadanas e intercambiando experiencias. Este camino nos puede llevar de forma práctica al anuncio explícito de Jesucristo. 5.5.- Tras una reflexión seria, apoyar si se considera oportuno las movilizaciones de sindicatos y asociaciones de mujeres para anunciar un modelo de vida y de sociedad que evite el embrutecimiento, el empobrecimiento y potencie la comunión y la solidaridad.5.6.- Colaborar para que la parroquia y la Iglesia diocesana tengan una voz pública que nos haga salir de la apatía y de la aparente normalidad ante los problemas sociales. La denuncia profética tiene un valor incuestionable. Debemos ser críticos porque no todo vale. 6.7.- Es preciso que nos demos cuenta de que está habiendo un cambio de valores, en algunos aspectos para mal, y que, por tanto, no puede haber una transformación social si no hay una revolución en los valores, y-pensamos- también lo contrario. 5.8.- Vivir todas estas posibilidades con alegría, apertura al diálogo, comprensión y tolerancia para con los otros, dándonos cuenta de que la crisis puede ser una buena ocasión para vivir el compromiso cristiano con más intensidad, llevando, además, una vida más austera y solidaria.
7.- Síntesis: 7.1.-Jesús fue un disidente ante las injusticias de su tiempo.7.2.- Ante la crisis hemos de manifestar nuestro espíritu crítico y profético. 7.3.-Propuestas: feligreses/as y parroquia han de ser Iglesia en medio de los problemas humanos. 7.4.-Vivamos la crisis con alegría, esperanza, austeridad y compromiso.

MUJER Y DIGNIDAD

MUJER Y DIGNIDAD.
En 2010, murieron 92 mujeres a mano de sus parejas y en el período que llevamos de 2011, 29 mujeres han perdido la vida por el mismo motivo. Si este número de muertes se debiera al terrorismo de ETA, muchos políticos y conocidos personajes de la vida pública estarían alarmados con razón, interrogándose por las causas y consecuencias de tan funesta realidad.
En estas estadísticas no se tienen en cuenta los asesinatos de menores como consecuencia de la violencia intrafamiliar, los de mujeres prostitutas o de casos confusos por falta de información sobre ellos. Si se incluyeran estos datos, el número de víctimas ascendería a 120 durante el año pasado y a 34 en el presente. Haciendo un estudio comparativo y remontándonos para ello al año 2007, comprobaremos que fueron 71 las mujeres asesinadas por varones, 84 en 2008 y 69 en 2009. En conjunto, se advierte que la violencia en la familia-doméstica- y en la comunidad social no para de crecer.
Ante la funesta realidad que nos revelan las estadísticas, dos preguntas exigen obligada respuesta: ¿Qué está ocurriendo? y ¿qué podemos hacer para parar esta sangría cruel e inhumana?
Las expertas en feminismo y dignidad de la mujer y los estudiosos de la génesis y procesos de la violencia aportan dos elementos que debemos analizar con detenimiento: uno, el hecho negativo de no considerar la igualdad como medio y necesidad para establecer unas relaciones equilibradas en la pareja y facilitar la colaboración e igualdad entre hombres y mujeres en la sociedad; y otro, prestar la debida atención a los comportamientos de dominación que los violentos ejercen con sus víctimas.
Para quienes puedan dudar de la importancia de las relaciones de poder y dominio que algunos hombres establecen con mujeres de su entorno, les será muy útil considerar la afirmación del conocido psiquiatra Luis Rojas Marcos en su libro “Las semillas de la violencia” en el sentido de que la fuerza principal que impulsa la violencia en la pareja reside en el deseo irracional de dominio, de control y de poder sobre la otra persona.
La visión cultural masculina de la mujer como objeto de deseo- según la racionalidad instrumental de posesión- o de perdición- según cierta racionalidad moral tradicional-; la supuesta y no demostrada superioridad del varón; la teoría y práctica romántica del amor posesivo que cosifica a la persona amada como una propiedad; los celos enfermizos, las drogodependencias y la inmadurez afectiva son motivaciones actitudes y causas que configuran una identidad de varón necesitada de profunda revisión en la familia, en la enseñanza y en la vida civil.
A la pérdida generalizada de valores que vacía de contenido la dignidad de la persona en lo moral y en lo social y reduce al ciudadano a mero cliente, consumidor o mercancía en lo económico, hay que añadir la concepción de la mujer como objeto de placer del hombre, que ha de estar siempre dispuesta a sus requerimientos sexuales y caprichos como si su misión no fuera otra que plegarse a los deseos masculinos contra su voluntad y dignidad de persona, negando su capacidad como sujeto de libertad capaz de experimentar la vida y tomar decisiones en igualdad con sus compañeros.
Históricamente, las instituciones políticas y religiosas han venido fomentando y legitimando esta visión torcida y nefasta de la mujer. También han contribuido a ello determinadas teorías científicas, la propaganda, la moda, el cine y el lenguaje, con sus imágenes, la seducción de los mensajes y símbolos sexistas. Hombres y algunas mujeres han interiorizado un tipo exigente de mujer bella, frágil, vulnerable al ardor sexual masculino, incapaz de pensar satisfactoriamente y, por tanto, inferior al varón.
Todo ese caudal de elementos sexistas ha ido asentándose en las conciencias individuales y en el imaginario colectivo de las comunidades, sin que la nueva cultura de la igualdad de género, la solidaridad, la ternura, el diálogo y el respeto hayan podido contrarrestar las conductas delictivas hacia las mujeres.
En un esfuerzo por dar una respuesta política y social al problema que nos ocupa, se promulgó la Ley Integral contra la Violencia de Género, alabada por su mentor, el Gobierno, y criticada por la oposición conservadora. A pesar de las críticas que ha recibido y de sus posibles fallos - en toda obra humana los hay- asociaciones de mujeres y personas que trabajan contra este tipo de violencia en barrios y organizaciones oficiales la valoran muy positivamente en su contenido y porque se elaboró con las aportaciones de los colectivos feministas y de mujeres. Sin embargo, se lamentan de que no se cumple por quienes tienen la obligación de hacerla cumplir. En opinión de este activo sector de militantes hay miedo a que sea una ley parcial y que, por tanto, pueda rozar la inconstitucionalidad, desaprovechando así las posibilidades de la ley si se la aplica correctamente prestando una cuidadosa atención a las circunstancias y personas afectadas, nunca con prejuicios hacia la mujer o vulnerando su derecho a una justa sentencia.
Es cierto que, al ser la violencia de género un problema cultural de graves consecuencias morales y sociales, no podemos poner todas nuestras esperanzas en la Ley, como si fuese el único medio para resolver los conflictos. Hace falta, además, una profunda renovación en el pensamiento y educación de la ciudadanía para atacar en su raíz las causas profundas del machismo.
El mundo cristiano y eclesial tiene en Jesús de Nazaret un magnífico ejemplo a imitar de cómo apoyó y dio su amistad a las mujeres que lo acompañaban; cada una con su historia de abandono, sufrimiento, sometimiento al varón y a las instituciones que las segregaban públicamente.
Hoy en día, pueden ser fuente de inspiración de una conducta solidaria las acciones del Consejo Mundial de las Iglesias para combatir las violencias contra las mujeres, así como las declaraciones de las Conferencias de las Iglesias Europeas y el Consejo de Conferencias episcopales. Por último, son clarificadoras las palabras de Juan Pablo II, en su “Carta a las Mujeres”, con motivo de la Conferencia Mundial de Pekín, reconociendo la falta de compromiso del mundo católico y la necesidad de renovarlo conforme al evangelio en la liberación de la mujer de todo abuso y dominio, como mensaje de perenne actualidad que brota del mismo Cristo.
De todas maneras, es la sociedad en su conjunto la que está llamada a cultivar una sensibilidad basada en el amor, el respeto, la justicia y la igualdad entre todos los seres humanos y, en concreto entre hombres y mujeres, desde la familia, el trabajo, la escuela y convivencia ciudadana. Sólo así el “Día 25 de Noviembre” dejará de ser una jornada de reivindicación y de lucha para convertirse en un día de fiesta y de esperanza. Sólo así dejaran de oírse con horror las noticias sobre el maltrato o muerte a una mujer.
Francisco González Álvarez.

REFLEXIÓN ANTE LA CRISIS:TIEMPO DE ESPERANZA Y COMPROMISO CRISTIANO

REFLEXIÓN ANTE LA CRISIS ECONÓMICA: TIEMPO DE ESPERANZA Y COMPROMISO CRISTIANO
Para un numeroso sector de la opinión pública, la crisis económica se inserta en una crisis global y tiene como causa la crisis de valores que se percibe en nuestras sociedades modernas. No obstante, no parece acertado solapar los problemas económicos derivados de la crisis con la pérdida de valores, porque la crisis global que padecemos presenta distintas caras- económica, política, ecológica, educativa, familiar, etc- y cada una de ellas merece un análisis específico, sin olvidar, por supuesto, que vivimos en un mundo globalizado en el que las causas, consecuencias y circunstancias de un acontecimiento determinado, ocurrido en un lugar del globo ejerce una influencia benéfica o perjudicial en cualquier otro, por alejado que esté del hecho desencadenante. No resulta, pues, convincente la opinión de ciertos tertulianos de medios de comunicación cuando dicen que la situación económica tendrá solución más tarde o más temprano, pero que lo más grave es la creciente pérdida de valores; se equivocan, a mi entender, en la primera afirmación, aunque acierten en la segunda. Sin duda, en el orden del pensamiento, la crisis moral es el disco duro de la problemática situación que vivimos, pero, en la práctica, es necesario atajar cada crisis, de forma específica, aunque se tenga una visión de conjunto del plano técnico y moral, ya que en la búsqueda de soluciones a la ascendente precariedad laboral y pobreza, al deterioro imparable del medio ambiente, al inquietante y cada vez mayor desinterés de nuestra infancia y juventud por los temas culturales y académicos y a la corrupción de un número significativo de políticos, entre otros problemas, podemos detectar esa pérdida de valores que está dejando a la intemperie los diferentes campos y facetas de nuestras vidas.
No nos vale tampoco decir como justificación que los asuntos económicos y, concretamente, los de esta crisis, son muy complejos, y que sólo los pueden entender los expertos, cuando, por distintos medios informativos, vamos conociendo los efectos nocivos de la crisis en las capas medias de la población, los hombres y mujeres del trabajo, las pequeñas y medianas empresas y, sobre todo, en los sectores más empobrecidos de la sociedad; en contraste con la impunidad en que se desenvuelven los causantes de la debacle financiera, a la vez que son premiados con suculentas subvenciones o protegidos de los recortes económicos que sufre la mayoría de la población.
Es también un error reducir la crisis a los enfrentamientos entre el Gobierno y la oposición, aunque aquel tenga una parte importante de responsabilidad en haber respondido tarde y defectuosamente y la oposición no haya sabido tampoco dar respuestas con soluciones concretas, que hubiesen aportado orientación y apoyo al ejecutivo. No olvidemos que la grave depresión que sufrimos tiene causas externas, debidas a la especulación de la banca estadounidense con las hipotecas basuras- subprimes- y la consiguiente quiebra de importantes entidades bancarias de ese país. Los beneficios financieros obtenidos, al margen de la economía productiva, han tenido desastrosas consecuencias para muchas familias que veían como se hundían sus ahorros y perdían las viviendas hipotecadas. También ha causado efectos catastróficos en la población mundial en general, arrastrando a cuarenta y cuatro millones de personas a la mayor pobreza en los países en desarrollo por la subida de los precios de los alimentos.
Este tsunami financiero ha caído sobre la maltrecha economía española con efectos muy perniciosos. Desde 2008, un millón de mujeres y un millón y medio de hombres han perdido su empleo. Un 15% menos de trabajadoras reciben la prestación por desempleo, y se han visto considerablemente afectadas en la atención a sus familias a causa de los recortes sociales del Gobierno, inducidos por las corporaciones financieras. En el cuarto trimestre de 2010, 1.328.000 familias españolas tenían a todos sus miembros en paro, viviendo de la caridad pública por el recorte de las ayudas gubernamentales. Y Llega ya al millón los inmigrantes “sin papeles” en un entorno de pésimas condiciones de vida.
Si prestamos atención a nuestra realidad más próxima, nos daremos cuenta de que Cádiz- capital y provincia- lleva mucho tiempo en crisis. Es un enfermo que ha padecido numerosas convulsiones, incluso antes del período crítico. Baste recordar los efectos de las reconversiones de los años ochenta en el sector naval, que supuso la pérdida de numerosos puestos de trabajo y el aumento desmedido de las tasas de paro. Más tarde, en la época de crecimiento económico de los noventa, siguió estando en los primeros lugares en cifras del desempleo. Desde 2007, año en que la crisis empezó a dar la cara, el aumento del paro ha sido galopante; como botón de muestra citaremos los 181.856 gaditanos sin trabajo, a finales del mes de marzo, aunque con un esperanzador descenso de 154 personas menos con respecto a febrero: una gota de agua en el ancho mar del paro.
Ante este panorama desolador, detrás del cual hay personas y corporaciones sin escrúpulos, que anteponen sus intereses económicos y de poder a las necesidades más perentorias de la mayoría de la población, el mundo cristiano y la Iglesia deberíamos preguntarnos qué podemos seguir haciendo para salir al encuentro de tantas víctimas del sistema y de nuestros propios egoísmos; cuál es la razón de nuestra esperanza en circunstancias tan desfavorables, y quizá, también, plantearnos una pregunta que hoy puede parecer a algunos trasnochada: ¿Qué pensaría y haría Jesús de Nazaret aquí y ahora? La respuesta no es fácil pues depende de si hemos aceptado como guía de nuestras prácticas sociales al Jesús que se oponía a aquellos poderes de su tiempo, injustos para con los necesitados de la época- niños, mujeres, pecadores y pobres- y a los que calificó de “errantes como ovejas sin pastor”( Mc 6, 34).
Consecuente con este mensaje de Jesucristo, el papa Benedicto XVI, en su Carta Encíclica “Caritas in Veritate”, reconoce que “el desarrollo económico está “aquejado por desviaciones y problemas dramáticos” que “la crisis actual ha puesto de manifiesto”, y propone la necesidad de “nuevas reglas y nuevos compromisos”. Considera que “la persona no puede ser instrumentalizada” por el sistema y pide “la consideración de los derechos del hombre del trabajo”; y la actividad laboral como “expresión de la dignidad esencial de todo hombre y de toda mujer” y medio para “satisfacer las necesidades familiares”.
A la luz del mensaje cristiano, debemos, pues, orar la crisis desde sus víctimas; dialogar la realidad con el Evangelio y la DSI en la mano, documentándonos al mismo tiempo en las noticias de cada día para descubrir los “signos de los tiempos” en ellas y en los acontecimientos. Viviendo esta experiencia, a la vez difícil y apasionante con alegría y esperanza cristianas, desde la austeridad, el anuncio de Jesucristo, la denuncia profética y el compromiso personal y comunitario con los pobres, daremos testimonio de Jesucristo y afirmaremos la vigencia de su mensaje entre los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
Francisco González Álvarez