Buscar este blog por entradas laterales de otros textos

domingo, 21 de junio de 2020

JESÚS DE NAZARET SE DESPISTA DE SUS PADRES

JESÚS DE NAZARET SE DESPISTA DE SUS PADRES.

 Lucas, en 2,41-51, cuenta que en la peregrinación que todos los años acostumbraban a hacer Jesús y María a Jerusalén, la capital de Judea y lugar santo de los judíos, a la que acudían más de un millón de judíos procedentes de distintos puntos de Israel y de otros lugares tanto limítrofes como más lejanos,  cuando Jesús tenía 12 años,  no acompañó a sus padres  en el viaje de vuelta de Jerusalén a Nazaret.  Llevaban estos una jornada de camino, cuando se dieron cuenta de la ausencia del hijo. Hasta ese momento, habían creído que iría con sus parientes o conocidos en la caravana. Retoman el viaje de vuelta a Jerusalén, y tras tres días de angustiosa búsqueda, lo encuentran en el Templo respondiendo a las preguntas de los maestros de la ley, que están sorprendidos por la sabiduría de un niño de 12 años. María le reprende por no haberse incorporado a la comitiva, y Jesús le contesta que si no sabían- su padre y ella- que él tenía que estar en las cosas de su Padre. Jesús vuelve finalmente a Nazaret, donde permanecerá sujeto a la autoridad familiar.

Aunque hay exegetas que consideran que todos los evangelios de la infancia de Jesús no están comprobados históricamente, me ha llamado la atención este pasaje de Lucas por su plasticidad, realismo y sencillez en la narración. A mí, personalmente, me dice que Jesús se entregó, siendo   todavía un preadolescente de doce años, a la misión que él consideraba le había encomendado su Padre- Dios. Lo expresa claramente cuando su madre le pregunta que por qué les había hecho “esto”, es decir, quedarse en Jerusalén, Él les contesta en plural: “¿Por qué me buscáis?” “¿No sabéis que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?” Las cosas de su Padre eran el mensaje y la misión que debía predicar y anunciar.

La conversación con los   doctores de la Ley tuvo que ser muy intensa, pues, más tarde, diría Jesús que esas “cosas” las   habían revelado Dios a la gente sencilla y ocultada a los sabios y entendidos (Mt, 11-25), porque estos no las iban a comprender.  Además, sería un momento   sorprendente ver a aquel niño responder con tanto desparpajo y sabiduría.

José y María, como cualquier padre o madre, se   llevaron   un gran disgusto   al   comprobar que su hijo no iba en la caravana. Asumieron, por tanto, las molestias de tener que volver a Jerusalén a buscar a su hijo, desconcertados y agobiados pensando qué podía haberle ocurrido.

En una reflexión que acabó de leer por Internet, se construye un movimiento espiritual a partir de la narración, afirmando que José y María eran conscientes de la misión de Jesús y que, lo mismo que ellos lo buscaron con afán y lo encontraron, nosotros hemos de imitar al matrimonio de Nazaret en su búsqueda y acercamiento a Jesús. No veo mal la analogía, pero prefiero quedarme a ras del realismo que presenta el pasaje de Lucas, porque el mismo Jesús aclara a sus padres por qué estaba en el Templo conversando con los maestros, ya que tenía que ocuparse de las cosas de su Padre; y, es más, en el texto se afirma que Jesús y María no lo comprendieron. Es posible que se preguntaran: ¿No somos nosotros sus padres? ¿A qué padre se habrá referido nuestro hijo?

Dos conclusiones finales describen el desenlace de este breve episodio: que Jesús se vuelve con sus padres a Nazaret, sujeto a la disciplina familiar. Se supone que este estado de obediencia duraría lo que su vida privada (oculta), ya que, a partir de los treinta años, aproximadamente, comenzó su vida pública y rompió con la disciplina familiar para llevar a cabo su misión. En la otra conclusión, su madre “conservaba” todo esto en su corazón. El verbo “conservaba” expresa que María iría progresivamente   asimilando la misión   especial de su hijo, las continuas experiencias y vicisitudes en su lucha pacifica por la extensión del Reino de Dios, basado en el amor, la misericordia, la bondad y la justicia. Es el corazón, como se lee en el evangelio, lo más profundo y sentiente del ser humano, donde ella   asentaría todos los acontecimientos que Jesús protagonizó, los consejos que transmitió y las revelaciones acerca de su Padre del Cielo. Finalmente, comprendería en toda la extensión del mayor dolor la misión de aquel hijo por el que tanto sufrió.

 

 

 

   

martes, 9 de junio de 2020

La muerte de Goerge Floid: miseria moral y violencia del sistema de orden autoridad de los Estados Unidos.



           
El ASESINATO DE GEORGE FLOID: MISERIA MORAL Y VIOLENCIA DEL SISTEMA DE ORDEN Y AUTORIDAD DE LOS ESTADOS UNIDOS



Cualquier asesinato es cruel, pero el de George Floid   tiene unas características   especiales: la   fuerza con que la rodilla del policía asesino   presionaba   sobre la cara   de la víctima, hasta el punto de dejarlo sin respiración, fue directamente proporcional al odio y al racismo que presuntamente   el agente   del llamado “orden público” tiene a las personas de raza negra.  Los hechos reflejan una realidad que solo tiene una doble cara:  la violencia y la   impunidad.



Es verdad que la escena grabada por un vecino de la calle donde   ocurrió   la  tragedia, no necesita   más explicación: era lo suficientemente plástica y contundentemente   violenta   para que   el hecho nos hable por sí solo: el cuerpo pesado de un agente de policía aplasta con su rodilla la cara de un ciudadano de raza negra, sin miramientos y, por tanto, sin sentimiento alguno de piedad hacia el agredido. Es la fuerza de un hombre brutal, que no tuvo ni siquiera una palabra de oposición de sus compañeros agentes de este “orden injusto” al hecho deleznable que estaba realizando. No hubo de  parte de ellos  un solo gesto que disuadiera a su compañero de las graves consecuencia que podía derivarse de su bárbaro acto.



¡Pobre y desgraciado el país en que se dan estos hechos! ¡Dónde queda el patriotismo de la mano en el pecho, mientras se canta el himno nacional y se adora a la bandera de sus amores! ¿Qué personas tienen derecho a integrar ese país, a juicio de supremacistas y racistas asesinos sin conciencia? ¿Solo los blancos, a criterio del más puro y selectivo nazismo? ¿De qué tipo de autoridad están investidos muchos de los policías estadounidenses, que dan palizas, torturan y matan a personas, a las que consideran diferentes y e inferiores?  ¿Qué valores pueden    significar   unos   asesinos    que, en vez de defender a los ciudadanos, de velar   por   su   seguridad,  los  agrede  y  mata.  ¿Cómo puede la ciudadanía   reconocer al agente, representante de una autoridad que emana de poderes xenófobos y racistas, o indiferentes, como el caso del presidente Trump, que solo se ha referido a los disturbios y destrozos, estos últimos obra de desaprensivos; pero no ha tocado  siquiera de paso el nudo de la cuestión: el asesinato de Floid y de tantos otros ciudadanos negros a manos de un importante número de policías que tratan  peor que  a perros a unos ciudadanos  de los que Trump debería ser un presidente objetivo, imparcial y justo.



A la vista de tanta injusticia e impunidad, el pueblo pierde la confianza en sus mezquinos dirigentes y se echa a la calle, buscando en la muchedumbre la fuerza, autoridad colectiva y el respaldo que le falta; asideros que le han sido negados día tras día, año tras año, porque hace tiempo que el problema se ha enquistado en Estados Unidos, después de una época de cierto progreso gracias a las luchas, principalmente pacíficas, de activistas con Martin Luther King.



En una época de subjetividad como la que vivimos, las instituciones y políticos españoles, salvo honrosas excepciones, han guardado    un   irresponsable   silencio ante el amo imperialista norteamericano. Es posible     que si   hubiese   habido un presidente estadounidense   con distinta   altura   de miras y   actitud más equitativa, se habrían enviado mensajes   de pesar y condena del hecho; pero, en las circunstancias actuales, ¿qué dolor ha podido sentir Trump, tan indiferente a los acontecimientos, para aceptar las condolencias de las autoridades y organizaciones políticas españolas?



A pesar de este gran inconveniente, no es justificado el silencio ante un crimen como el perpetrado por el policía, debido a  intereses económicos y sumisión política al gigante americano; sobre todo de aquellos que nos recuerdan constantemente la situación política de Venezuela, como si fuera el único país con graves problemas políticos, económicos y sociales.



Una vez más, el conflicto racial de EEUU y sus secuelas de atentado a la vida y de injusticias ha dejado al descubierto a la opinión publica internacional la miseria y despiadada violencia del sistema de orden y autoridad del país norteamericano.


lunes, 1 de junio de 2020

A MI VECINA, LA PALMERA: AQUÍ ESTOY DE NUEVO




    
HOLA, QUERIDA PALMERA, AQUÍ ESTOY DE NUEVO.



Un día más te veo desde mi ventana, mientras me afano en mis trabajos cotidianos.



Hoy, te observo revuelta. Te cimbreas poderosamente, movida por este viento de levante que azota un Cádiz luminoso, preciosamente soleado. Tu hermosa cabellera se mueve también intensamente.



Sé que eres un ser vivo, pero a lo largo de mi existencia, he oído decir: AQUÍ ESTOY DE a profesores y científicos que, en el   reino terrenal al que perteneces, no se tiene conciencia de la propia identidad. No obstante, no niegan la posibilidad de que poseas una cierta sensibilidad, pues, gracias a los experimentos científicos, se ha llegado a detectar leves reacciones a estímulos externos como las agresiones.

Sea lo que sea tu naturaleza sensorial, he dicho en alguna ocasión que eres el termómetro que marca la temperatura- más abajo, más arriba- de mis estados de ánimo y el pulso de mi vida en relación con los acontecimientos sociales y políticos de cada día. No es que tú me avises  de esas situaciones, sino que, al presentar yo ante mi realidad circundante motivaciones,  desánimos personales, preocupaciones y alegrías: sentimientos y emociones suscitadas por el estado de cosas del mundo exterior en mi espíritu, si coincide tu movimiento- a veces,  suave; a veces, brusco- o tu esplendorosa quietud de algunos momentos con el cúmulos de hechos, emociones e impulsos, veo en tu imagen el símbolo  de circunstancias  que me ayuda a ser consciente de lo que me rodea y a reflexionar sobre lo que me depara el día a día.


Bueno, amiga palmera, desde mi permanente confinamiento, escondido del maléfico virus, me despido de ti, para volver a la actividad cotidiana. Gracias por sugerirme pensamientos y sensaciones que me permiten ejercitar esta, mi pobre e indolente, pluma.


¡Buenos días!