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miércoles, 11 de mayo de 2022

DESDE MI VENTANA: LA PAZ DEL ALMA EN SINTONÍA CON LAS PERSONAS DE NUESTRO ENTORNO Y LA NATURALEZA QUE NOS ACOGE.

 


                LA PAZ DEL ALMA EN SINTONÍA CON LAS PERSONAS DE NUESTRO ENTORNO Y LA NATURALEZA QUE NOS ACOGE. 

Hoy, mi amiga la “Palmera” está tranquila, sin el movimiento obligado que le imponen los vientos de levante o de poniente que, con frecuencia, azotan esta bella ciudad de Cádiz. La observo desde mi ventana. Se yergue majestuosa sobre la avenida en la que ha crecido. Sus ramas permanecen en un casi absoluto reposo. ¡Ya es raro en Cádiz! Con su altura domina una parte importante de esta vía urbana. Su quietud me hace sentir un agradable descanso en mi alma. Ella es, en esta situación de profunda calma, un símbolo para el espíritu humano que, después de las tribulaciones de la vida, encuentra la paz. Es este un estado de profunda felicidad, por supuesto, inmediato y temporal, en soleadas mañanas como la que vivo hoy.


 A veces, para alcanzar este estado de bienaventuranza es necesario un continuado esfuerzo en el dominio de las pasiones- la envidia, la codicia, el rencor, el odio, el afán de dominio y poder, etc. En otras ocasiones, es la superación de una enfermedad física o mental, la pérdida de un ser querido o la ayuda de una mano amiga que, con sus consejos, nos acompaña en el camino que va desde el pozo de nuestros miedos y dudas hasta la brillante luminosidad primaveral que baña intensamente el alma. 


Alguien pensará, si lee estas líneas, que la vida no es solo beatitud, calma y sosiego, por dos razones: la primera, porque nuestra existencia está plagada de tristezas, dificultades y sufrimientos y la segunda, porque la vida es también lucha por la existencia, por la solidaridad y la justicia. Efectivamente. Sin embargo, ¡qué necesarios son los altos en el camino para disfrutar el lado amable que nos proporciona la naturaleza, antes de sumergirnos de nuevo en el tráfago de la lucha diaria! ¡Qué bueno es, por tanto, sentir, a veces, ese estado de armonía con las personas de nuestro entorno y con la naturaleza que nos acoge, y que en mi caso ha sido posible gracias a la quietud y calma de mi amiga la “Palmera”! 


Cádiz, a 5 de mayo de 2022.

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